La ilusión es una compinche natural que consigue hacer la curvatura de nuestros labios mucho más grande y dar un brillo distinto a nuestros ojos. Un aire fresco e inocente como cuando éramos niños/as y esperábamos que se cumpliera esa promesa que nos habían prometido papa o mama.
Es una palabra que nos hace, intermitentemente, la vida más fácil. Una piñata llena de alegría, euforia, excitación y expectativas. Es una amiga que no siempre está presente en nuestras vidas, pero que tarde o temprano siempre vuelve a visitarnos. Se dedica a viajar durante toda su existencia infinita de cuerpo a cuerpo y es compartida entre todos los seres humanoides.
Debemos saber apreciarla y comprenderla cuando decide partir a otro lugar, pero sobre todo, saborearla. Dejarnos llevar y ser consciente que sentir ilusión es un regalo, es volver a lo auténtico, es revivir la inocencia perdida de nuestra infancia.
Es una compañera que nos ayuda a accionar la palanca de la motivación, de coger las riendas y partir hacia aquello que nos hace vibrar como la anatomía de un piano, accionando el martillo que hace agitar sus cuerdas.
La ilusión, sin lugar a dudas, es una descarga de adrenalina, nos agita, nos altera, haciéndonos levitar y volar hacia aquel lugar que queremos ir o regresar. Sabemos que nos puede impulsar como un cohete y que el viaje tendrá asegurado las sorpresas, algunas de ellas no serán de nuestro agrado, pero es el riesgo que siempre nos persigue y que algunos/as se atreven y otros/as se quedan en stop, viendo pasar pero sin reaccionar.
Etimológicamente, en una palabra que procede del vocablo “illusum”, que significa “juego”, por esta razón, es una palabra a la que también se le atribuye una connotación engañosa, una etiqueta de posible encantadora de serpientes que puede atraparnos y dejarnos fuera de la realidad, sino marcamos límites. Esto ocurre en todas las áreas de nuestra vida, pero no tengamos miedo porque siempre existe una parte bonita con la que poder quedarse sin taparse los ojos frente a la cara oscura de cada pequeña cosa que habita este planeta.
Vayamos con cautela, pero disfrutando con los cinco sentidos de esta ilusión que nos une, que no hace luchar por causas perdidas y no tan perdidas, que nos hace saltar, e incluso, tocar el cielo con los dedos.
Para mí, la ilusión es la gasolina que nos ayuda a continuar con nuestro viaje y como no siempre está con nosotros y nosotras, hay que respetar sus tiempos y espacios, aceptarla y realizar todas las paradas necesarias, para continuar transitando lugares cerca de ella, por eso yo hoy digo bien alto: “Carretera y manta, carretera e ilusión”.
Y para ti, ¿Qué es la ilusión?