Preparo una huida clandestina hacia ese reflejo, ese paraíso, esa composición musical creada con el aliento de nuestras bocas. Ya no existe, nunca existió.
Somos dos rosas, descuidadas en la intemperie del azar, jurándose amor eterno.
Dos Julietas kamikazes, sin destino, intoxicadas, esperando dejarse volar por el susurro del viento y recomponerse en pétalos desordenadamente perfectos.
Nuestro amor en puño y letra, jamás será abierto por tus manos, ya lejanas de las mías.
Abrasas mi corazón, destrozas mis quimeras. Deseábamos quedarnos, pero elegimos marcharnos.
G.